ELECCIONES Y LUCHA DE CLASES

El Gobierno de «Cambiemos» expresó desde el inicio de su mandato los intereses del gran capital transnacional y local, quienes se proponen llevar adelante una ofensiva estratégica contra las trabajadoras y los trabajadores.

El levantamiento de las retenciones a las exportaciones de productos primarios (soja y minería) e industriales, junto al tarifazo de los servicios públicos privatizados, sumados a la caída del salario, ejemplificaron claramente los intereses de clase anti obreros y contra el pueblo del macrismo.

Se trata de una política que solo es posible por la complicidad de los gobernadores y legisladores del PJ y del masismo.

El supuesto gradualismo para ejecutar las reformas económicas fue el mecanismo concreto de avance en las reaccionarias medidas económicas ante la resistencia popular.

Con el levantamiento masivo contra la reforma del cálculo de actualización del haber jubilatorio a fines del 2017, más el desarrollo de la crisis cambiaria y la devaluación del 2018, se avanzó poniendo el fin al llamado “gradualismo” para acelerar el proceso de ajuste, acompañado de un alza de la inflación.

Esta secuencia del proceso económico significó una enorme transferencia de recursos desde los sectores populares hacia los grandes grupos económicos y financieros. Esta política fue acordada, impulsada y controlada por el FMI.

La vuelta al Fondo significó un salto cualitativo en la dependencia de nuestro país respecto  a las potencias capitalistas. El FMI supervisa la política y la economía en nuestro territorio.

Hacia fines del 2018 y principios del 2019 nuestro pueblo vivencia con mayor claridad los sacrificios que implican estas medidas económicas llevadas adelante por el oficialismo: degradación de las condiciones de vida con 32% de pobreza, caída de los salarios en un promedio del 15%, recesión y pérdidas de puestos de trabajo y tarifas que se hacen impagables. Una inflación del 50% corona el proceso de saqueo al pueblo empobrecido.

La cotidianeidad muestra como rasgo en común la pérdida de esperanza de un futuro mejor para la mayoría empobrecida de la sociedad. Es algo que verifican todos los sondeos de opinión.

Asistimos a una crisis no solo económica y social, sino generalizada del régimen político en su conjunto. Es decir, de la imposibilidad  y la falta de interés por parte de los partidos políticos tradicionales para dar respuestas a las necesidades populares. Es una situación agravada ante la ausencia de alternativas políticas de carácter popular.

El bolsonarismo de la ministra Patricia Bullrich expresa la imposibilidad de lograr determinados consensos sociales y resulta entonces el  recurso represivo como única salida al conflicto social.

No han perdido la capacidad de sostener el gobierno, ni la voluntad de mantenerse en el poder, continúan derivando recursos para contener el reclamo y las luchas de las organizaciones sociales por la subsistencia cotidiana básica de sus integrantes y también sostienen una fuerte iniciativa mediática para lograr adhesión a sus medidas.

Opciones electorales

Las elecciones de Octubre, de renovación presidencial, son re-significadas en el marco de la presente crisis.

Desde el macrismo se intentará legitimar y naturalizar el ajuste y la profundización de los cambios estructurales que garanticen el aumento de las ganancias capitalistas, léase: Reforma Laboral y Reforma Previsional.

Desde el PJ (Pichetto, Massa, Urtubey y otros) se cuestiona la ineficiencia de la «Gestión Macrista».

Pero ambas propuestas, las de Cambiemos y el PJ, coinciden en que hay que bajar el «costo laboral» para hacer más competitiva la economía argentina atrayendo inversiones extranjeras.

Desde el Kirchnerismo, Cristina despliega la estrategia del silencio, con algunos en ese espacio político que hablan de la reestructuración de la deuda pública para hacerla pagable y no oponerse a la misma. Así, la consigna «volveremos» se constituye en una bandera cuyo significado abre diversos interrogantes.

Al respecto nos interrogamos: ¿Cómo podrían sostener desde el gobierno una política de distribución del ingreso bajo el paradigma neo-desarrollista?

Se trata de un interrogante que desde nuestra concepción podríamos reformular en el siguiente sentido: ¿Cómo sostener una política anticapitalista en beneficio de los intereses de las trabajadoras y los trabajadores en condiciones internas e internacionales que no facilitan las políticas distribución del ingreso y de estímulo al consumo popular necesario para la vida?

Por eso y en diálogo con esta corriente preguntamos: ¿Cuáles serían las medidas y los niveles de enfrentamiento necesarios para llevar adelante dichas políticas de distribución del ingreso y de la riqueza?

El contexto de una crisis generalizada se constituye en una oportunidad para el debate franco del campo popular. La historia nos muestra que en estos momentos es donde se van diseñando los nuevos perfiles del movimiento popular.

Momento en que las fuerzas políticas que se proponen un cambio del orden social son interpeladas para definir un Plan de Acción, un Programa y un Proyecto político que haga visible la posibilidad de construir una sociedad más allá de la lógica del capital.

Sostenemos desde la Corriente Política de Izquierda que estas elecciones debieran ser ubicadas en el terreno de su real significación, que excede la «grieta» y cuyo contenido es la contradicción entre el Capital y el Trabajo, la que se visualiza por medio de las luchas en las fábricas, el barrio, la escuela, el hospital, por el trabajo, la vivienda, la educación, la energía, la salud, contra la violencia de género y la criminalización de la protesta.

Estas elecciones cobrarán importancia fundamental en el orden internacional; el voto al macrismo y las variantes del PJ consolidarán un bloque de gobiernos de derecha en la región, los que respaldan el intervencionismo militar de EEUU, con el objetivo de someter el proceso revolucionario bolivariano de Venezuela como antesala del intervencionismo en Cuba.

Se trata también de una oportunidad para revivir en condiciones concretas y renovadas la perspectiva del internacionalismo proletario y popular para enfrentar la política de guerra e intervención imperialista.

En estas circunstancias históricas la agonía de las democracias restringidas develan los límites históricos de la democracia realmente existente bajo el orden capitalista.

Desde la Corriente Política de Izquierda planteamos con fuerza la construcción de una democracia radicalizada basada en el ejercicio de los principios del Poder Popular, lo que supone una nueva institucionalidad del pueblo, con el poder político necesario para imponer un modelo productivo en función de las necesidades sociales y en confrontación con los intereses del capital.

Por eso, derrotar el proyecto político de Macri, el PRO y Cambiemos, o de sus aliados cómplices, puede transformarse en el inicio de un camino que genere las condiciones de posibilidad para construir una alternativa de poder real para nuestro pueblo.

Buenos Aires, 21 de febrero de 2019

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